Alberto
Galindo, académico del departamento de Física Teórica de la Universidad
Complutense de Madrid, es enfático al respecto: "Al igual que la
sociedad usuaria de los mastodónticos ordenadores de finales de los 40,
con miles de tubos de vacío y decenas de toneladas de peso, no se
imaginaba que medio siglo después cualquier colegial dispondría de
máquinas de calcular mucho más ligeras y potentes… queremos pensar que
el ingenio de los científicos logrará vencer finalmente las dificultades
para construir ordenadores cuánticos de potencia adecuada".
Entre
algunas de sus principales ventajas, estos increíbles equipos tendrían
una potencia mucho mayor para la encriptación de información;
permitirían una búsqueda más rápida en gigantescas bases de datos;
posibilitarían el desarrollo de productos digitales seguros (como firmas
digitales e incluso dinero electrónico a prueba de fraudes), y
simularían complejísimos sistemas bioquímicos para el diseño de
medicamentos.
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